A la vuelta del verano, las compañías aéreas conocerán las condiciones de su entrada como nuevo sector en el régimen de la Unión Europea de comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero. Reducir la velocidad, utilizar biocombustibles, modernizar la flota, buscar rutas aéreas más cortas y hasta limitar el tamaño de los catering son algunas de las medidas que se barajan para conseguir aminorar los costes y los impactos ambientales derivados del consumo de combustible.
Pero esto podría ser también una fórmula encubierta ante la crisis, al menos para las compañías aéreas directamente? Sea lo que sea, la reducción de contaminación es al menos un buen motivo…
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, IPCC, de las Naciones Unidas, estimó que sólo el sector de la aviación podría ser el causante del 15% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, antes de mediados de siglo. Otras fuentes estiman, debido a que las emisiones se producen a unos 10.000 metros de altura, que las estelas que dejan los aviones pueden persistir durante horas y los científicos creen que contribuyen al calentamiento global al comportarse de la misma manera que las nubes de gran altura, atrapando el calor en la atmósfera. Así, el impacto sobre el clima podría ser aún mayor.
La Asociación Británica de Aviación Sostenible, integrada por British Airways, Virgin Atlantic, Airbus y el operador aeroportuario BAA, está diseñando un nuevo modelo de avión que reducirá las emisiones de CO2 a la mitad, y contempla otros proyectos para reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno en un 80% y en un 50% la contaminación acústica.
Desgraciadamente, no son soluciones que sean fáciles, y mucho menos baratas. La utilización de materiales más ligeros para la construcción de aviones implica más gastos e inversiones y más tiempo para su desarrollo y estas inversiones en I+D+i incluyen los miles de millones que ya se están gastando los fabricantes de motores de aviación en sus investigaciones sobre motores más eficientes y, a su vez, menos contaminantes. A pesar de las dificultades, los cambios que se están produciendo entre los fabricantes de aviones son muy significativos. Hace tan sólo dos años, en 2006, Boeing declaraba que sería imposible desarrollar combustibles que pudieran sustituir al queroseno que consumían los motores de los aviones. Todo era debido a que el bioetanol, obtenido a partir del maíz, no aportaba a los motores la energía que necesitaban los aviones para poder volar a grandes alturas.
Vía: El País. Noticias de Guipuzcoa